Háganse amigos de un gallego, que los hay en todas partes...
Sin ansia de entrar en debates nacionalistas ni en si España está o no sufriendo un proceso de balcanización (¡qué teoría más exagerada!), he de hacer hicapie en la presencia de muy diferentes formas de ser y de vivir en España. Pongamos por caso gallegos y andaluces, nada más dispar.
El caso es que ayer se me "escapó" en el trabajo que yo me fiaba mucho más de un gallego que de un andaluz. Y es verdad. A pesar de que a los dos andaluces que hay les molestó mucho. Se lo tomaron a pecho (entre risas, uno no se puede tomar esas generalizaciones demasiado en serio), pero no fui capaz de explicar que era algo general, no con ellos en particular, y que me hubiera pasado lo mismo con un murciano, por poner el caso.
Quiero decir, que si conozco a un gallego y a un andaluz (llámale X a la región) al mismo tiempo, al gallego probablemente le deje las llaves de mi casa para que vaya a dormir más fácil que a un andaluz, con el que saldría de fiesta pero luego cada cual por su lado.
Y es que es así, son dos arquetipos de personas totalmente diferentes, y cada uno tiene más arraigados los valores de su propia tierra.
Claro que se me ve el plumero. Soy gallega, por eso me fío al 100% de mi gente (porque he vivido entre ellos y sé cómo piensan). Son más cerrados, les cuesta más hacer amigos, pero créanme, quien tiene un amigo gallego tiene un tesoro, un saco de generosidad y ayuda gratuita.
Además, queridos lectores internacionales, tienen la suerte de que gallegos ¡hay en todas partes!
Adopten a un gallego como amigo. Y luego me cuentan la experiencia.
Ilustración de absolutcure.