El gato vacunado...
Una de las cosas que más quería hacer (e hice, por supuesto) era llevar a Baldomero a vacunarse porque, a pesar de ser un gato 100% casero, nunca está de más estar sano. Todos los años le voy a poner sus vacunas (leishmania, rabia... vamos lo normal, hasta 7 pinchazos consecutivos que lo mantienen toda la tarde en un relax increíble, teniendo en cuenta su nervio natural). En los últimos 2 años he pasado un tanto de vergüenza, porque se me mea en el veterinario. Es pincharle con una aguja e írsele el esfínter... ¡un horror! Por suerte dijo el veterinario que lo de Baldomero no era nada, que había otros gatos que incluso se hacían caca, y entonces me sentí secretamente orgullosa de él, porque sólo se había hecho pipí, como los gatos ¿valientes?
Por otra parte, también nos comentó el vet que esta semana debemos llevarlo para una limpieza dental, ya que tiene algo de sarro y las encías irritadas. ¡Al final nos va a salir más caro que un hijo de verdad! En fin, todo sea por la higiene bucal del felinito, que aprovechará su limpieza para mordernos más y mejor.
Su dentadura sana será mi penitencia.
Foto de Baldomero (más invernal, por su puesto) hecha por la menda, Paloma Abad.
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