Hoy es día de "no resaca"

Ayer teníamos visita y, como no había ganas de cocinar, salimos a cenar por LA LATINA, a cualquiera de las cavas estupendas que ofrecen millones de productos para turistas.

Acabamos por picar queso manchego, croquetas con jamón y choricillos... muy típico del tapeo español, ¿no? Además, nos pedimos una botella de un vinito muy rico (no recuerdo, no recuerdo, era un rioja crianza creo), y luego otra, y luego otra y luego otra y... ¡perdí la cuenta!

Pero cuando cogimos el taxi para volver a casa (¿a la una de la mañana?) las tres chicas que íbamos en él llevábamos un morado increíble. Estábamos hablando de religión y una de ellas decía que los católicos se tenían que hacer respetar frente a los judíos y a los islámicos (¿¿¿???) al taxista le hizo mucha gracia su rapidez al hablar, el tonillo dominicano y las cosas que decía y empezó a meter baza con nosotras. ¡Qué de risas! Acabó por proponernos un triple matrimonio. En fin.

Luego llegamos a casa (ya con los chicos) seguimos bebiendo vino, y vino...

Total, que llegué a mi cama y tuve que "anclarme al suelo" para no marearme demasiado y echar la rabadilla en el costado del gato, que me miraba inquieto desde el suelo.
He de decir que hay veces que el famoso anclaje no funciona, y esta era una de ellas. Tuve que coger una almohada grande y echar "el primer sueño" recostada pero no tumbada. Sólo así pude dormir sin sentirme en un viaje interestelar.

Por cierto que, siempre atento, JFK me trajo una pastilla anti-resaca (la rapidita) cuando se fueron todos a dormir (como media hora más tarde que yo, porque ellos no tenían que trabajar) y, he de confesar, que gracias a eso estoy hoy viva.

Y trabajando como la que más, tras una ducha matutina y un kilo de maquillaje para aparentar que he dormido fenomenal. Como una lady.

Ilustración de Drew Ford.