domingo, julio 30, 2006
Ayer, en una demostracion practica de ultimahorismo, me fui a Segovia. Sin nada planeado me presente en Principe Pio, en busca del primer tren al sitio. No había. Resolutivamente, cogimos uno a Villaba, y de ahi otro a Segovia. Todo bien, pero acabamos por tener que comer en Villalba (si no habéis ido, no lo hagáis, hay demasiadas cosas que ver en este país como para acabar ahí), porque hasta las 3 no salia el tren para Segovia. Total que llegamos a las 4 y a las 20.50 teniamos que volver porque salia el tren. Poco rato estuvimos paseando por la ciudad. Nos dio tiempo a ver la catedral y el Alcázar, además del casco antiguo, que es como el de un pueblo pero más largo. La ciudad en sí no me llamó en exceso la atención. Además, coincidimos con una boda y todas las mujeres llevaban unos trajes super provincianos, como con mucho brillo, saten, ultraceñidos (en tallas 52) y sandalias negras... ejem... no quiero ser el colmo de la superficialidad... pero ya verán mi ropa para la boda de mi padre (para quien no lo sepa, mi progenitor se casa el finde que viene en Oviedo, capital del chorizo a la sidra).
Lo mejor de la ciudad fue un bar super rústico en el que estuvimos, pero del que no recuerdo el nombre. Me encantó, aunque no olía demasiado bien y las escaleras estaban torcidas. Quizá eso fuera parte de su encanto.
Y, puede que me maten, no bajé al acueducto. Lo vi al pasar con el autobus desde la estacion de tren al casco antiguo, pero no paré. Quizá esto me obligue a volver a Segovia. Quizá esto obligará a la Ratilla a que me invite a su casa de Valseca (un pueblo al que por lo visto se llega andando desde la propia Segovia) y que su madre me haga unas lentejas de esas ricas, ricas y con condimento.
Señores, con esto y un bizcocho que vivan los salvaslip!!!!
martes, julio 25, 2006
Sweet melocotoncito.
Sí, da gusto volver a casa cuando hay ganas de volver, escuchar a tu familia cuando tienen tanto que decirte, aprender cosas cuando tienes tanto por saber... da gusto.
Volví de Galicia extasiada de mi tierra y mi gente. Tanto que no quería volver, al menos por una semana más. Necesitaba ya el calor de un hogar, los mimos de una madre consentidora y los maullidos de un gato ronco y tan bueno como un mendrugo de pan (me encanta la palabra mendrugo).
Volví, cómo no, con música de Joaquín Sabina, de donde hoy saco el título del post. En realidad soy el sweet melocotoncito de mi mamá (tan hortera la expresión como lo que acabo de escribir, pero y que?).
Siguiendo el orden del día he de comentar que ayer fue el cumpleaños de mi compañero de piso, vida y parte de ideología. Fue fantástico. En pocas horas recuperamos lo que nos llevó meses alejar por la dejadez y el rumbo separado que tomaron nuestras vidas. Desde aquí os lo digo, vivan los puntillos cerveceros (si no fuera por el apalancamiento que provocan al día siguiente). Acabé volviendo a casa a las 5 de la mañana tras caminar desde Lavafeet hasta Door de Toledo en busca de un TAXI libre pour 2.
Pero estoy contenta porque todo vuelve a ser como era, felicidad por las mañanas, al mediodía y por la noche. Un plaisir que ahora disfruto en la soledad que me confiere el estar tecleando delante de un ordenador.
Sí señor, ha vuelto la niña superficial que aboga por el gafapastismo mas irreverente a las puertas del Cine Doré. Se ha ido esa pseudofilosófica de la vida en que me convertí hace poco. Y lo que es más: ¿Por qué me voy a conformar si no lo necesito?
Qué coño, ¡vivan Marc Jacobs y Manolo Blahnik!. Alguien lo tenía que gritar bien fuerte.
viernes, julio 21, 2006
Rememorando a Heidi
Señores, que esta noche me voy, travel que te travel, a las montañas, como Heidi. En busca de Niebla, que en este caso es un gato y se llama Antón.
Seguramente escriba desde allí, y si no... nos vemos!!!
bss
jueves, julio 20, 2006
Si volviera a elegir...
Cada vez tengo más claro que si tuviera otro gato, si pudiera tener otro gato más tendría un Sphynx, uno de estos gatos sin pelo, los más caros del mundo. A mí me encantan. Me parecen gatos sabios, como la gente mayor. Pero tengo a mi Baldomero, que si fuera persona me casaría con él de lo guapo que es, y tampoco lo cambio por nada.
En resumen, echo de menos tanto a mi gatito...
sábado, julio 15, 2006
...o música disco de Kylie Minogue.
Cada cierto tiempo es absolutamente necesario hacer un reciclaje mental. Sobre todo en las mujeres. Por regla general (no aplicable a todos los casos) nos rayamos más que los hombres. El reciclaje se torna necesario para no volverse loca.
Hoy estoy llevando a cabo mi reciclaje. Ayer noche me di cuenta de que lo necesitaba para seguir sobreviviendo. Ni siquiera voy a dar detalles sobre el tipo de cuestiones que analizo a lo largo del día ni las decisiones que tomo y que, presuntamente, darán un nuevo giro a mi vida...
Al fin y al cabo se trata de eso. O te mueves o caducas... y yo no soy un yogur, así que intento moverme.
Sólo necesito fuerza, o música disco de Kylie Minogue.
sábado, julio 08, 2006
Dormir como una princesa.
Tengo poco tiempo, me voy, una semana más, a una despedida de soltera. A ver qué tal. Espero escabullirme pronto y dormir algo. Últimamente tengo el sueño muy trastocado y duermo poco, mal, y despierto al compañero de cama, jodiéndole también su día.
Esta noche quiero dormir como una princesa.
Esta noche quiero dormir como una princesa.
jueves, julio 06, 2006
Cosas que me dio tiempo a hacer (o aprender) durante la carrera.
1. Estar un año en un grupo de teatro.
2. Hacerme ultrasocial y dormir 2 noches a la semana en casa.
3. Aprender a hacer chuletas al ver que el tiempo apremiaba.
4. Pasarme la noche antes de entregar un trabajo haciéndolo y comentándolo por messenger con los compañeros.
5. Estudiar emisor-mensaje-receptor desde tropecientosmil puntos de vista, pero siempre llegando a la misma conclusión.
6. Asistir a misas Hare Krishna para hacer un reportaje escrito.
7. Enamorarme y desenamorarme en tres años.
8. Volverme antisocial y casera.
9. Convertirme en la chispilla del anís.
10. Irme de Erasmus a Lisboa.
11. Estudiar Portugués y Griego en la Escuela de Idiomas.
12. Hacerme abonada de la Filmoteca para luego no volver más.
13. Vivir en 4 casas diferentes.
14. No saber en qué aula tengo clase pero sí a qué hora cierra la cafetería.
15. Aprender a ser un as del MUS.
16. Torear a las de secretaría para que me tratasen bien.
17. Crear empatía con los compañeros para que me pasasen apuntes.
18. Dejar de ir a clase a los 15 días de empezar el curso y aún así ser reconocida por los profesores y sacar buena nota.
19. Llevar los bolsos más grandes de toda la facultad.
20. Lograr superar todas las pruebas y licenciarme en junio del quinto año a pesar de lo descarrilada que parecía que iba.
lunes, julio 03, 2006
domingo, julio 02, 2006
sábado, julio 01, 2006
La segunda reunificación
El fútbol mueve masas. El otro día antes del partido de España contra Francia, todos los españoles estaban preocupados por Brasil... con los que nos tocaría batirnos en cuartos. Al rato, los gabachos nos recordaban aquel mítico episodio de la fruta en la frontera mientras nosotros nos cagábamos en su fruta madre.
Y es que es así, en un mundial o vives el fútbol o tienes horchata en las venas. Yo he seguido el deporte rey sólo 2 veces en mi vida: la Eurocopa 2004 y este Mundial 2006. En el fondo me da absolutamente lo mismo que España se clasifique o no, aunque reconozco haberle tomado un cariño especial a nuestro borrachín Luis Aragonés.
Lo bueno de este mundial no es tanto el fútbol como juego si no como aunador de multitudes. Es un fenómeno increíble que, de repente, todos se sientan españoles y apoyen a una selección que flojea la mires como la mires. Me río yo de esos del PP que hablan de la balcanización de España... que hagan un mundial al año, ya verán como no. La gente es así.
El caso de identificación con la patria se está viviendo mucho más intensamente en Alemania, sede del mundial, en la que todas las calles, balcones y hasta coches tienen una bandera nacional que muestra su apoyo con el combinado futbolístico (imparable, todo hay que decirlo). En este caso estamos hablando de un país que sólo lo es como tal después de 1989, tras la caída del muro de Berlín. Un país que todavía se está construyendo a sí mismo como un todo dejando atras el lado federal y el democrático. Un país en el que todos son alemanes gracias al fútbol... parece un gran momento histórico esto de la segunda reunificación alemana... de veras...
PD: En ningún momento entiendan que estoy haciendo apología futbolística, faltaría más).