De vuelta al mundo...

Parece que por fin se me va (temporalmente) esta losa llamada MAB hostelero que tenía sobre mis hombros. Orgullosa me quedo de mi capacidad a la hora de mantener la calma en momentos críticos (en los que parece que nada va a salir a tiempo) y a la hora de organizar cantidades ingentes de trabajo. Lo que nadie me quita es el mal humor que me dan las cosas mal hechas o hechas unilateralmente (cuando debieran ser bilateralmente), pero ese es otro asunto y no estoy hoy por echar piedras sobre ningún tejado, que estos días llueve.

Resulta que es miércoles pre-puente (ya saben, los chulapos celebran San Isidro mañana y media ciudad huye en busca de aire fresco que respirar y pueblos que visitar), y se huele fiesta, pocas ganas de trabajar y la tranquilidad de saber que no hay apuros.

Yo (nosotros, que ahora somos dos bajo una misma decisión) me voy a Galicia, pero el viernes, porque JFK trabaja hasta entonces. Así que sera como un fin de semana cualquiera, pero con la ventaja de que mañana puedo descansar y preparar maletas.

Lo tengo todo planeado, no se crean, para no poder llegar a descansar ni aunque me lo proponga: esta tarde tengo cita literaria, luego compras, mañana tengo que recoger la casa, dejar cosas preparadas (Baldomero, basuras, lavadoras, cambio sábanas, lavavajillas... ), quedar con mi conexión chipriota, el viernes por la mañana (apurando hasta el último minuto) me voy a una peluquería que descubrí por la Latina a hacerme un extreme makeover...

Ya ven: con una organización sólo comparable a la del Pentágono antes del 11-M tengo una agenda tan repleta que debería ponerla a dieta... pero no lo haré. I promise.

¿Ha salido algo coherente de este post de nerviosismo previo a un puente?

Ilustración de Medialunadegrasa.