La soberbia (porque yo lo valgo)
El último pecado capital (ya llegó el momento de despedirnos de ellos, chicos) es la soberbia, o lo que es lo mismo, valorar enormemente nuestro ego con respecto al ajeno.
Se trata del antónimo de la humildad, uno de los grandes valores del catolicismo (de los peones rasos, claro, no del papa y su entorno más próximo, que prefieren pecar en la soberbia a diario), que opina que darse a la soberbia es olvidarse de "tu obligación para con Dios".
Como pueden ver, se trata de una idea un poco prehistórica de la dicotomía soberbia/humildad. Ni la soberbia es tan mala ni la humildad tan buenísima.
He conocido a auténticos genios cuya soberbia no impide apreciarlos, y también a verdaderos gilipollas que si fueran menos humildes ganarían algo más. Luego están los grupos mixtos en los que uno de los dos valores pesa más sobre el otro, pero ambos coexisten. La falsa humildad y la soberbia que camufla un complejo de inferioridad.
Este último me hace especial gracia, porque es mi excusa para no enfadarme con personas que, vistas de otra manera serían totalmente cansinas y repelentes. «Ay, pobre» me digo, ejerciendo mi falsa humildad de la manera más cómica posible.
Sí, sí, creo que soy un poco soberbia (no serías la primera persona que me lo dice), pero soy muy consciente de que no tiene nada que ver con un complejo de inferioridad... Y desde luego también sé que eso tiene que cambiar, que no a todo el mundo le tiene que gustar la misma literatura que a mi, ni saber quién es Cocteau ni tantas otras cosas que en mi imaginario personal son algo «básico».
Y he aquí mi pequeña dosis de humildad para hoy (¿falsa humildad? Espero que no).
Para leer Orgullo y prejuicio, de Jane Austen (muchas de las novelas de Jane Austen tienen la soberbia como telón de fondo).
Para ver El crepúsculo de los dioses, de Billy Wilder (increíble narración cinematográfica) o incluso 300, de Zack Snyder.
Pattern de Katie Kirk.
Se trata del antónimo de la humildad, uno de los grandes valores del catolicismo (de los peones rasos, claro, no del papa y su entorno más próximo, que prefieren pecar en la soberbia a diario), que opina que darse a la soberbia es olvidarse de "tu obligación para con Dios".
Como pueden ver, se trata de una idea un poco prehistórica de la dicotomía soberbia/humildad. Ni la soberbia es tan mala ni la humildad tan buenísima.
He conocido a auténticos genios cuya soberbia no impide apreciarlos, y también a verdaderos gilipollas que si fueran menos humildes ganarían algo más. Luego están los grupos mixtos en los que uno de los dos valores pesa más sobre el otro, pero ambos coexisten. La falsa humildad y la soberbia que camufla un complejo de inferioridad.
Este último me hace especial gracia, porque es mi excusa para no enfadarme con personas que, vistas de otra manera serían totalmente cansinas y repelentes. «Ay, pobre» me digo, ejerciendo mi falsa humildad de la manera más cómica posible.
Sí, sí, creo que soy un poco soberbia (no serías la primera persona que me lo dice), pero soy muy consciente de que no tiene nada que ver con un complejo de inferioridad... Y desde luego también sé que eso tiene que cambiar, que no a todo el mundo le tiene que gustar la misma literatura que a mi, ni saber quién es Cocteau ni tantas otras cosas que en mi imaginario personal son algo «básico».
Y he aquí mi pequeña dosis de humildad para hoy (¿falsa humildad? Espero que no).
Para leer Orgullo y prejuicio, de Jane Austen (muchas de las novelas de Jane Austen tienen la soberbia como telón de fondo).
Para ver El crepúsculo de los dioses, de Billy Wilder (increíble narración cinematográfica) o incluso 300, de Zack Snyder.
Pattern de Katie Kirk.
Etiquetas: opinion, pecados capitales, yo
7 Comments:
Uf... yo puedo ser taaaan soberbia, hace rato que dejé de intentar ser humilde cuando no toca. Creo que sólo sé serlo cuando realmente no sé algo, o cuando hay otra persona que puede asumir la responsabilidad/ conocimiento /tranquilidad.
Sigo quedándome con la lujuría y la gula, son los pecados más divertidos.
La falsa humildad es terrorífica, casi tanto como la soberbia más recalcitrante.
Este pecado es muy incómodo y no produce ningún placer.
Primero. Me ha llamado la atención que recomiendes 300. Soy fan del cómic desde hace siglos jajajaja. En fin, yo y mi friquismo...
Segundo. Como dice Fanmakimaki, la lujuria y la gula siguen siendo los pecados más divertidos. En cuanto a la soberbia... Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra. Hay veces que es inevitable. Lo malo es llevarla al extremo de que te puedas decir a ti mismo "eres un soberbio".
Besos!!!
balance... esa es la palabra clave!! si podemos muchas veces ser muy soberbios...yo tambien soy un poco asi.. creo que la musica que me gusta y cosas asi son lo mejor, y al final todo es cuestion de gustos. tambien es horrible los falsos que se hacen pasar por humildes... la humildad es una buena cualidad, pero dependiendo como y en que lo apliques.
yo tambien me quedo con la gula y la lujuria!
A mi también me pasaba lo de los gustos, pero eso va cambiando con los gustos, y te das cuenta que los otros tienen su imaginario, o no tienen ninguno, y no pasa nada.
Lo de la humildad que pregona la iglesia yo lo veo como una forma de tener a la gente dominada: sed humildes, es una virtud y asi ireis al cielo, y asi mientras tanto yo me sigo aprovechando de vosotros ;-)
Es peor la falsa humildad que la soberbia declarada. Al menos la segunda se detecta en seguida...
Denise: realmente nos parecemos... yo trato de serlo siempre, pero me cuesta.
Fanma: Pero no por ello deja de existir...
David: Y no son soberbios en 300 los cartagineses? En realidad recomendé la peli, q yo del comic sabia poco!
Alex: Balance es la clave, pero no en todo :P
Masmi: Lo de la iglesia es que es de chiste.
Murasaki: Si, es verdad, es más fácil de detectar!
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