De dietas habituales.

Ayer, a la hora de la cena, mi compañera de piso puso un bol con un preparado de carbonara en el microondas, de esos que se hacen solos.

Después de que ella iniciara el proceso, JFK y yo (me encanta cocinar con él, no sé por qué, aunque a veces me estreso me resulta muy zen y cuando cocinamos juntos la comida está más rica) nos preparamos unos filetes y una ensalada.

Bueno, pues cuando acabamos de cocinar, el plato de ella estaba a medio hacerse y sólo cuando ya estábamos acabando de cenar su cena estaba lista.

Yo sólo la he visto coger una sartén una vez (desde octubre que vivimos juntas) para hacer pollo "para varios días y así no tener que cocinar", y dudo de que pueda hacer algo más.

Alega que no tiene tiempo, quizá porque se pasa la tarde viendo la televisión y, claro, no le da tiempo a cocinar... Realmente, el cocinar no es importante, lo que importa es la cantidad de conservantes, estabilizantes y otros productos procancerígenos que se mete en el cuerpo a lo largo del mes...

Que yo creo que esas comidas preparadas (yo personalmente nunca he comido un Sopinstant o un carbonara de sobre) deben ser como para una emergencia, para un día vago... pero debería estar penalizado por ley tener eso como dieta habitual. ¿Y la mediterránea?

Bueno, no quiero convertir esto en una crítica hacia ella (demasiado simpática para criticarla, simplemente es un guiño), si no en un alegato hacia la comida sana, hacia la diversión en la cocina...

Y ya que estamos...

Un homenaje a mi mejor cocinero...

Ilustración de Mike Stones.