Retomando intereses, dañada por la lluvia

Está comprobado que cuanto menos tiempo tenemos más cosas queremos hacer. Ese es el motivo por el que la pasada semana fui capaz de actualizar una vez el blog. ¡Estaba a tope de trabajo!

No sólo actualicé el blog (y los otros dos en los que «trabajo»), sino que decidí que me voy a apuntar a un taller de escritura creativa o algo así, porque ya es hora de volver a hacer algo con mi vida a la salida del trabajo.

Mi vida en estas últimas semanas se reduce a visitar a mi tío al hospital (ayer por fin lo operaron, está en la UCI ahora, le cambiaron una válvula en el corazón, una pedazo operación) y el resto del días ser una fábrica de comida (para el famoso tupperware-ahorra-dinero que mucha gente llevamos al trabajo, entre los cuales estamos JFK y yo, y ahorrarnos pagar un menú del día). Poco más he tenido tiempo de hacer y ya extraño el quedar con gente, salir de compras o irme de exposiciones.

Ayer iba a salir a dar una vuelta (hacía un sol de impresión a mediodía) y, a pesar de que la tarde se nubló, cumplí con mis planes. Pero cuando llegué al centro comenzó a caer el chaparrón del siglo y no pude continuar mi camino hacia la exposición de pintura que había elegido, no obstante no desaproveché del todo mi tiempo libre (acabé por comprar dos camisetas y una pulsera de cara al verano).

Cuando llegué a casa (una hora y pico después, maldita huelga de autobuses, y yo sin paraguas) me encontré con la sorpresa de que un nuevo MyLittlePony (un Rainbow Dash, de la Tercera Generación) esperaba para aumentar mi pequeña colección de caballitos de colores. No he hecho fotos ni nada, porque no tuve tiempo de lavar el pelo (con suavizante, imprescindible) y ponerle los rulos para hoy. Es todo un mundo el peinado de los pequeños ponies, y me encanta.

En fin, ojalá hoy no haga tan mal día y me pueda ir a ver la expo. Y ojalá que lleguen más ponies, que ando esperando un pedido de los States. Santo E-bay.

Ilustración de Ivoteforart.