Oficialmente dos.

Ayer pensaba ir a spinning, pero finalmente me tuve que quedar en casa ya que venía mi compañera de piso a recoger sus últimos bártulos. Llegó super tarde y ya no me dio tiempo a ir a clase.

Mientras no vino aproveché la tarde tirando algunas fotillos, viendo la segunda de Weeds, poniendo la lavadora, haciendo la comida de hoy, pensando en la cena de ayer, haciendo lista de la compra... cualquier cosa con tal de no echarme la siesta, porque sería la debacle total y, de paso, dando vía libre a la maruja que llevo dentro.

Finalmente la chiquilla llegó, recogió y se fue.

Ya vivo oficialmente en pareja, sin terceros en discordia (Baldomero no cuenta) ni nada, con toda la responsabilidad y felicidad que eso conlleva :)

Ya puedo quejarme a gusto de las marcas de los dedos en los muebles de la cocina, de la pasta de dientes en el baño, de que no hace la cama por las mañanas, de que no rellena las botellas de agua, de que no recoge la ropa tendida... bla bla bla.

Él sabe que en el fondo no es para tanto, y necesito quejarme por esas nimiedades para estar feliz el resto del día. La limpieza en casa (o la falta de) es la vía de escape a mi buen humor habitual.

El impuesto revolucionario para vivir conmigo.

:)

Ilustración de Dantat.