Y ya es domingo.

Sí, por fin llegó el domingo, tras una semana con sus planes mal planeados, con todo al derecho y al revés como una manta de patchwork. Para mí hoy domingo es un "fine day", porque mañana no trabajo, ni el martes, así que podré relajarme y disfrutar de la cama por las mañanas que es lo que más echo de menos.

Mañana comienzo mis clases de portugués, con una profesora nueva, con lo cual tengo bastante ilusión. Es mi quinto año y quiero tener ese título ya, para poder dedicarme a otros idiomas aún más absurdos y maravillosos como el griego. A quien no le gusta el griego es que no tiene pasión histórica, con la de cosas que se aprenden con ese idioma (aunque no sea para nada útil, pero tampoco es útil ver la tele y mucha gente lo hace). Jajajaja, eso lo digo porque me encanta, no es estrictamente cierto ;-).

Lo que me tiene preocupada es que sigo sin sentarme a leer Tokio Blues, al final se me va a pasar, se me va a pasar... con la de ganas que tengo... pero es que si me siento (en cualquier sitio) es para dormir... no os imagináis como me quedo de rendida en la cama en cuanto me acuesto...

Por suerte ya es domingo... por suerte libro lunes y martes... por ventura comenzaré Tokio Blues.

Besitos!