Amante madre y esposa.
Ayer fue un día redondo, un día Zen. Para mí esos días son aquellos en que cumplo todos los objetivos que me propongo. Ayer tenía que ir a trabajar (inevitable), ir a clase de portugués (interesante) y cocinar lentejas para nutrir de hierro mi cuerpo. Lo hice todo. Es más, compré como 13 tupperwares para envasar comida y congelarla y no tener que cocinar más adelante (ahora mismo estoy en fase cocinera, todo va bien, pero sé que no siempre es así).
Pues eso, que me puse cocinera a tu cocina y acabé con 4 tupperwares de lentejas, 2 para congelar y 2 para la semana en curso :).
Luego me hice la cena, jeje, que una no puede cenar lentejas así como así a menos que tenga el cuerpo de una de las gemelas Olsen (y, obviamente, no es el caso), así que me hice una tortilla francesa y un poco de gazpacho.
Como no podía ser menos, en un día Zen hay al menos 1/2 hora de lectura (bien cumplida, sí señor) y 8 horas de sueño (ok, todo hecho, me acosté a las 22.30 y me levanté a las 06.30)...
Sí, todavía hay salvación para mí. Algún día, si acabo por rutinizar alguno de estos comportamientos, podré ser amante madre y esposa. O no.
3 Comments:
Qué bonito concepto el de rutinizar algunos comportamientos. Yo debería hacerlo también, pero nada, que no me sale, oye. Solo rutinizo los vicios. Ains.
Has pensado en hacer lentejas para vender? Si es asi, apuntame y me pones un par de tuppers ;-)
Me gustan esos momentos, fines de semana, en plan "Con las manos en la masa". A mi me dan y me pongo a congelar de todo, sobre todo cocido madrileño. Hum! que rico.
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