miércoles, septiembre 13, 2006

Tarde literaria, noche de mudanza.

Aquí estoy de nuevo, la más paranoica del reino, la única paranoica paranoide sin esquizofrenia diagnosticada. Increíble. Así que cada vez que me de un bajón de tensión como en el post anterior, no se me preocupen. Eso va y viene en función de los astros, la tensión premenstrual, la postmenstrual y el cariño elevado a la enésima copa.
Todo bien, por ahora. Esta semana se planea flojita en cuanto a trabajo (bien!) que para eso trabajé el pasado sabado y domingo, pero tengo que ayudar a mi padre con su mudanza. En mi familia esto es algo típico, por eso nunca decimos que los Abad traen un pan bajo el brazo, si no una bolsa en la mano... para la mudanza. Siempre vamos con una bolsa a cualquier parte. Mi bolso, sin ir más lejos, es un estudiado kit de supervivencia para varios días... sí señores, muchacha prevenida sobrevive fuera del pueblo.
Por lo demás, todo rueda y rueda fenomenal, al menos dentro de mi cabeza. Ayer tuve una charla de esas que una necesita de vez en cuando con una persona de esas que una necesita también de vez en cuando. Fue una charla esclarecedora, la verdad, y me dejó como la seda.
Ayer también estuve dando vueltas por la Fnac, ese nido de consumismo del siglo XXI, y decidí retomar mi pasión literaria, muy aparcada por el trabajo y el poco interés de los últimos libros que he leído. Me he apuntado un par de nombres de escritores a los que les quiero hincar el diente: Raymond Carver ("De qué hablamos cuando hablamos de amor", es de cuentos), John Cheever ("La geometría del amor", también un compendio de cuentos, es un premio Pulitzer) o Peter Nadas ("La propia muerte", me llamó la atención porque es húngaro y no he leído nada húngaro, es uno de mis deseos el conocer algún autor de cada país europeo). Por de pronto, y tirando de lo que tengo en casa, me he cogido esta mañana para el viaje en metro (3 paradas, no me ha dado tiempo a leer porque ni siquiera me he podido sentar, y mucho menos despertar) "Azul casi transparente", de Ryu Murakami, conocido por otra novela, que todavía no he conseguido porque no la han sacado en bolsillo "Tokyo Blues"... la literatura japonesa sigue siendo de mis favoritas.

2 Comments:

Blogger vilipendia said...

Yo, que me he leído Tokio blues y Azul..., creo poder afirmar que no son del mismo tío. Se llaman igual, pero no pueden ser el mismo. Tokio es una de las más bonitas que leí el año pasado. Azul es... bueno, ya lo verás. Y ya me dirás.
:)

12:59 p. m.  
Blogger Unknown said...

Tokio Blues lo lei hace poco. Es muy buena. La literatura japonesa, en general tiene otro tono, otra forma de relatar muy diferente de la occidental. Me han regalado otro libro de un japo pero no me acuerdo ni de su nombre ni del título. Es novela diferente. Y eso, hoy en día, lo hace más atractivo.
con todo este rollo digo que te lo leas, que lo busques. Yo te lo puedo dejar, si no quieres comprarlo.

1:51 p. m.  

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