Y hoy, un día normal

Bueno, normal del todo no. Porque en la revista era cierre de número y me he tenido que quedar un rato. Con lo cual se me trastocaron los planes amita-de-casa que había hecho esta mañana, pero sólo un poco. Un par de horas extra de curro no hacen daño a nadie.

Así que a eso de las 5 volví a casa, muerta de hambre. Comí, recogí todos los cacharros de la cocina (en casa hay una norma, el que cocina no friega, y hoy cocinó el Chuli, así que fregué como una mandada).

Luego tocaba recoger la ropa tendida, y tender la que estaba en la lavadora, y poner otra lavadora... en esta casa otra cosa no haremos, pero poner lavadoras... nena, a diario!

Y entonces llegó la fase: "Cuide de su gato en seis sencillos pasos". Cambie usted la arena, limpie los boles de comida y bebida, ponga nuevo suministro, limpie sus pelos del suelo, córtele las uñas delanteras y hágale unos breves mimos antes de que se vuelva fiera.

Después tocó recoger la ropa, quiero decir, doblarla y ponerla en los cuartos. Luego, visto lo visto... recoger el cuarto, pasar la aspiradora y buscar todos los tesoros que el gato esconde debajo de la cama (que son muchos, créanme, hasta mendrugos de pan se lleva el muy *****).

Es el momento de descansar. Después de haberse levantado tan temprano y haber dormido tan poco, el cuerpo agradece un zumito y un sillón ball de media hora.

Pocas cosas tengo ya por contar, la verdad es que en un día normal no me pasan muchas cosas. Pero lo raro es que yo rara vez tengo un día normal de estos.

Mil besos de maruja!!!!