martes, febrero 01, 2005

¡Qué hay, Alejandro!


La verdad es que desde la gala de los Goya, no he tenido tiempo para postear en el blog. Pero, obviamente, necesitaba hablar de esa gran fiesta del cine español... bueno, quien dice fiesta dice peloteo constante a Amenábar. A Almodóvar si te he visto no me acuerdo, y a Garci, tres cuartos de lo mismo... así que ya sabe Amenábar lo que le espera en un futuro... el cine español no es muy agradecido: Begin the Beguine.

Y si no que se lo digan a Rosa María Sardá, que tras años presentando la gala, para uno que no la presenta, es el que más audiencia tiene, y con bromas sin ninguna gracia (Montserrat Caballé... ¿Qué has hecho con tu vida?).

En algo sí que nos parecemos a Hollywood... nuestros famosos deslumbran. He ahí el ejemplo de Bibiana Fernández (Ex Bibi Andersen) y su entrada triunfal en caballo. O el playback super cutre de Victoria Abril.
Sin embargo nosotros tenemos algo realmente bueno, una presidenta de la Academia. Ella sí que sabe improvisar cuando pierde la línea en el discurso. Es capaz de decir "Sí, la piratería nos hace mucho daño a todos... he perdido la línea".
Pero no se preocupe, doña Mercedes, los realizadores todavía se deben estar tirando de los pelos por el fallo en el "In memoriam", obligando a Amaral a que volviese a empezar la canción.

Mención aparte merece el incombustible Antonio Gala (en una rosa caben todas las primaveras), que fue a entregar un premio, y se lo tuvo que llevar él mismo porque nadie subía a recogerlo.

Pero no todo fue malo, porque Raquel Revuelta estuvo muy divertida, y también Alaska (no es fácil seguirle la corriente a la Caballé y a Raphael y salir airoso).
También me pareció muy gracioso cuando el Goya a la mejor dirección artística fue para Tiovivo c.1959 y no para Mar Adentro.

No he visto Mar Adentro, pero me pareció excesivo peloteo. No sé, Almodóvar se debía llevar algo... me da a mi que los de la academia no son del todo objetivillos (diría Ned Flanders).

También estuvo ZP, que no se pierde una. Esta vez fue a oir ruegos y súplicas por parte de casi todos los premiados. El pobre al que se le bajaba el micro debió ser el único que no le pidió nada... por falta de tiempo.

En fin, Serafín, me iré con una frase de nuestra internacional más re-puta-da: Pene-lope Cruz (lo dijo cuando dio el Goya mejor película): ¡Qué hay, Alejandro!