viernes, diciembre 24, 2004

Trazando mi retícula de Splines

Parece que esa cosa tan rara que es la retícula de Splines, sólo se encuentra en el juego de los Sims... pues yo tengo una. Mi retícula de Splines es mi recorrido a la hora de comprar. Su variante es el tiempo: el atmosférico, el cronológico y el psicológico.
Ayer mismamente, que hice TODAS las compras de navidad para AMBOS bandos familiares hice una retícula de Splines que tembló el misterio:
Me fui en autobús hasta la calle Hortaleza y me subí a Fuencarral para pasear por la “milla Chic” de Madrid: Poco comprar y mucho desear.
Luego, en Tribunal, seguí andando hasta Bilbao, y de allí di un brusco giro a la izquierda y otra vez en sentido contrario, por San Bernardo y hasta Gran Vía... vuelta a Callao. De callao a Dña Manolita (lo explicaré luego) y de allí a la Casa del Libro de Ofertas, Fnac y Zara Lefties...
Para finalizar una paradita en el Champion para comprar algo de carburante... y de vuelta a casa, como el niño del turrón. Y todo caminando, me encontraba de buen ánimo con mi esbelta figura.

La calle estaba como la plaza, abarrotá, abarrotá... pero por suerte en Dña Manolita no había casi nada de cola. Era mi primera vez. Yo nunca había comprado un décimo, y menos en un sitio tan tétrico (sí, me resultó tetrico), pero bueno, siempre hay una primera vez. Cuando estaba en la cola para comprar, me sentí taaaan estúpida, porque estaba pensando: es de locos que toque, y sin embargo la compro. En realidad no es para mí, si no para mi abuelo, es su regalo de Navidad: lotería del Niño. La he pedido acabada en cuatro, porque somos cuatro en casa, y así, por lo menos, tendré un marcapáginas que me recordará algo... aunque mejor no quiero saber lo que me va a recordar... ¡¡¡ay mis 20 euros!!!