viernes, diciembre 10, 2004

Pasiones diagonales


Mísia: la hormiga que se convirtió en cigarra


Cuando uno llega a Lisboa, parece que ha retrocedido 30 años en el tiempo. Con las casas antiguas sin arreglar, los tranvías circulando por la ciudad, las vendedoras de castañas que provocan ese humo-niebla maravilloso por la noche...
Lisboa es una ciudad para visitar, pero no para vivir. No es fácil convivir con los portugueses si no eres uno de ellos. Existe un gran nacionalismo con respecto a los españoles... siempre temen que les ataquemos.
Son como perros, que primero gruñen, luego husmean la mano y tu rastro y, al ver que eres de fiar, te dejan acceder a todos sus secretos...
Eso es otra cosa que no falta en Lisboa (como en todas las ciudades). Hay bares secretos, calles secretas, tiendas secretas... siempre han estado ahí, pero no son famosas. Ahora mismo me acuerdo de un bar que sólo vende Ginginha (licor de cereza, más o menos) y que está en pleno centro de Lisboa (entre praça da Figueira y el Rossio). Es un bar maravilloso... pero no es famoso.
Muchas veces se dice (allí) que los portugueses no guardan su cultura, lo propio es rechazado (a qué nos suena esto). En el caso de la canción popular, los jóvenes la rechazan, y los mayores se reúnen en bares por las noches para desgarrar su voz al cantarla... no hay término medio.
El fado es una canción de sentimiento, de dolor, de amor... sólo un portugués puede cantarla, porque es “suya”. Prácticamente todas los fadistas siguen la estela que dejó Amalia. Una larga estela que nació en Alfama y murió en el barrio de la Estrela, en una casa enorme.
Hay ahora una modalidad fadista, liderada por Mísia, que nos remite al Fado intelectual. Un fado hecho de grandes músicos y poetas portugueses. En algunos casos este tipo de fado sobrepasa la línea amaliana, pero no es aceptado en Portugal.
Es el fado que triunfa en los países nórdicos, totalmente ajenos al portugués, pero con oído musical.
Hace menos de un mes, en París, a Mísia se le fue entregada la “Gran Medalla Roja de la Ciudad”. Ya antes había sido condecorada en la capital gala con la “Orden de Caballero de las Artes y las Letras”.
El caso de las letras es todavía más evidente... Saramago es despreciado en Portugal. No soportan que, siendo un Premio Nobel Portugués, viva en España (ese continuo recelo a los españoles)...
¿Qué pasa con la cultura portuguesa? ¿Por qué hay que estar fuera de Portugal para valorarla?

3 Comments:

Blogger Arturo J. Paniagua said...

Esta esta un poco buena no???

;)

2:10 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Ejerceré de puntilloso, como siempre.

Amalia, no nació en Afama, sino en la Calçada de Sant'anna, al otro lado de martin Moniz, en la que para mí es la calle más bonita de Lisboa.

Y la Ginjinha, sí que es un bar famoso. Hasta viene en las guías...

1:59 p. m.  
Blogger Arturo J. Paniagua said...

Estos gafapastas...

2:19 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home